En 2019, alrededor de 600 mil muertes fueron atribuidas al uso de drogas, cerca del 80 por ciento de estos fallecimientos estaban relacionados con los opioides. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 25% de estas muertes fueron provocadas por una sobredosis de opioides.
Al revertir rápidamente los efectos de una sobredosis de opioides, la naloxona puede salvar vidas, siempre y cuando esté disponible en el momento adecuado. Para eliminar este elemento de azar, investigadores de la Sociedad Americana de Química (ACS, por sus siglas en inglés), exploraron formas de tener el medicamento disponible en el cuerpo antes de que sea necesario.
Siendo una prueba de concepto, un equipo diseñó nanopartículas inyectables que liberaban naloxona cuando se activaban con luz azul. Al realizarlo con ratones, el sistema se activó hasta un mes después de la inyección.
La epidemia de los opioides inició en Estados Unidos hace más de dos décadas y ha cobrado la vida de millones de personas. Solamente en 2022, los Centros para el Control y Prevención para las Enfermedades (CDC) estimó que alrededor de 80 mil personas murieron por una sobredosis que involucraba opioides.
Este tipo de drogas incluye, tanto, compuestos derivados de la naturaleza, como sintéticos. Estos se unen a receptores específicos en el cerebro, llegando a suprimir la respiración cuando se toma en grandes cantidades. El naloxone bloquea los efectos de los opioides al vincularlos con los mismos receptores.
Actualmente, los medicamentos son entregados como inyecciones o rociadores nasales que necesitan ser tomados lo más rápido posible después de una sobredosis. Partiendo sobre la investigación sobre formas de controlar el momento de la administración de medicamentos, los especialistas buscaron desarrollar un sistema basado en nanopartículas que los proveedores de atención médica pudieran inyectar debajo de la piel de alguien con trastorno por consumo para administrar naloxona.
El equipo creó nanopartículas para unir moléculas de naloxona a un polímero considerando seguro para los humanos, haciendo que el medicamento sea temporalmente inerte. La conexión entre la naloxona y el polímero fue hecho con una molécula sensible a la luz conocida como cumarina.
Con una luz de aproximadamente 400 nanómetros, la cual es perceptible al ojo humano como azul, desprendió la cumarina de la naloxona, permitiendo moverse libremente hacia los receptores y bloquear el efecto de los opioides. La intensidad de la luz azul requirió de dividir el enlace químico, haciendo poco probable que la luz solar interior activen accidentalmente el sistema.
Tras inyectar un ratón con nanopartículas y el opioide de morfina, los investigadores descubrieron que podrían revertir los efectos de la droga al exponer el lugar de la inyección con luz azul LED por dos minutos. El equipo también logró liberar naloxona del mismo lugar en ratones tres veces durante 10 días.
Aunque su eficacia disminuyó un poco, el sistema siguió contrarrestando la morfina hasta un mes después de la inyección. Según los investigadores, con un mayor desarrollo, ese cronograma podría ampliarse.
NotiPress/Fernanda Martínez