En un bar de Baltimore, compartiendo palitos de mozzarella, Erin McGoff, un influencer con 3 millones de seguidores, desvela una cruda realidad: pese a las 900.000 visitas en un vídeo de Instagram, apenas gana seis dólares. Esta situación refleja el dilema de muchos creadores de contenido, cuyas vidas y carreras penden de un hilo en el volátil mundo de las redes sociales.
Erin McGoff, una creadora de contenido popular en plataformas como Instagram y TikTok, revela un panorama preocupante sobre la economía de los creadores de contenido. Aunque tiene una considerable base de seguidores, la remuneración que recibe es mínima, lo que pone en tela de juicio la sostenibilidad de su carrera en este ámbito. explicó a The Verge. Esto destaca un problema sistémico en la industria: la dependencia de los creadores de los caprichos de plataformas masivas, que rara vez ofrecen una compensación justa por el valor generado.
«Es insultante», refirió McGoff a los ingresos de 6 dólares recibidos en Instagram por un video de 900 mil reproducciones
Matt Koval, excreador y enlace de YouTube, señala que la carrera de un creador suele ser breve, con una duración promedio de cinco a siete años. La incertidumbre se cierne sobre creadores como McGoff, quienes, a pesar de ver incrementos en sus ingresos, enfrentan constantes inquietudes sobre la estabilidad de su trabajo. El riesgo de perder su cuenta o disminuir su popularidad son amenazas constantes.
La falta de transparencia en la compensación es un tema recurrente. Hannah Williams, fundadora de Salary Transparent Street (STS), se suma a esta preocupación. Aunque su iniciativa prosperó, alcanzando más de 1 millón de dólares en ingresos brutos en 2023, Williams insiste en la necesidad de un sindicato que estandarice las tarifas y ofrezca protección a los creadores.
El sector de las redes sociales carece de la supervisión y regulación presentes en industrias como el cine y la televisión en Estados Unidos. Las plataformas sociales actúan como estudios para creadores, pero sin ofrecer las garantías y protecciones necesarias. Además, la ausencia de regulaciones adecuadas permite que otros se beneficien del contenido original sin compensación para el creador.
Lindsey Lee Lurgin, fundadora de Fuck You Pay Me (FYPM), una base de datos para compartir información sobre acuerdos con marcas, refuerza esta necesidad de transparencia y justicia. Los creadores también exigen mayor claridad y justicia por parte de las plataformas, cuyos cambios de algoritmo o acciones disciplinarias pueden afectar gravemente sus ingresos.
Gremio de creadores de contenidos
Este escenario plantea la pregunta: ¿es hora de que los creadores de contenido formen un sindicato para abogar por sus derechos? Iniciativas como creators.org y Creators Guild of America buscan ser voces unificadoras para los creadores, aunque aún no han alcanzado una popularidad significativa. Sin embargo, la necesidad de una entidad que negocie y establezca estándares claros es cada vez más evidente.
La situación de los creadores de contenido refleja un cambio cultural más amplio. Con la redes sociales. Este cambio podría llevar a mejores condiciones y una mayor estabilidad para los creadores, quienes actualmente navegan en un mar de incertidumbre y falta de regulación.
Tanto la historia de Erin McGoff como la de otros creadores de contenidos buscan no solo la influencia y popularidad, también una lucha por la sostenibilidad y el reconocimiento justo en un entorno digital cada vez más dominante. Mientras los creadores siguen impulsando las fronteras de las plataformas sociales, su búsqueda de estabilidad, transparencia y equidad en la compensación continúa siendo un reto clave en la era digital. La posibilidad de una sindicalización de los creadores de contenido podría ser un paso crucial hacia la consecución de un entorno de trabajo más justo y sostenible en el mundo de las redes sociales.
NotiPress/Francisco Vicario