La decisión del presidente Javier Milei de cerrar la agencia de noticias estatal Télam desató una ola de protestas y denuncias por parte de empleados, sindicatos y figuras públicas. Este movimiento se produce en un contexto de preocupación por la libertad de expresión en Argentina por un sector argentino, tras el inicio del 142° período de sesiones ordinarias del Congreso.
Empleados de Télam, junto con el apoyo de distintos sectores de la sociedad, convocaron a manifestaciones para repudiar la medida. La asamblea de trabajadores organizó un «abrazo» simbólico alrededor de la sede de la agencia, aunque encontraron el edificio inaccesible, rodeado por vallas y con la presencia policial, evidenciando la tensión entre el gobierno y los medios públicos. La agencia de noticias del Estado argentino fue creada en el año 1945 y operó de forma ininterrumpida.
Desde premios Nobel hasta sindicatos y organizaciones de periodistas, numerosas voces se levantaron contra el cierre de Télam, con énfasis en su importancia como fuente de información y su papel en la democratización de la información en Argentina.
Mientras tanto, defensores de la medida, incluidos miembros del movimiento La Libertad Avanza, argumentan que el cierre responde a una necesidad de eliminar organismos estatales considerados como innecesarios o partidistas. Este debate refleja las profundas divisiones en la sociedad argentina respecto al rol de los medios de comunicación públicos y su financiación.
Por su parte, la situación de Télam afecta a empleados y a la libertad de prensa, refirieron medios argentinos como Perfil. El acceso a la información en Argentina y el futuro de los medios públicos en el país se enfrentan a hacer cambios en sus modelos de negocios o su eventual cierre. La comunidad internacional observa atentamente, mientras se desarrollan los acontecimientos y se define el destino de uno de los medios de comunicación más emblemáticos de Argentina.
NotiPress/Francisco Vicario